Carlos Marx, uno de los precursores de estudios a futuro
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El pan Nacional de Desarrollo, el INEGI y la Prospectiva
Tema 1.4.3. El Plan Nacional de Desarrollo y el Futuro de Nuestro país. Los estudios demográficos y el papel
del INEGI
"México ha sido un país miope que mira hacia atrás como si tuviera miedo de ver su futuro".
- Octavio Paz
Antonio Alonso Concheiro, miembro del Centro de Estudios Prospectivos de la Fundación Javier Barros Sierra, explicó
en 1988 que el presente es un parteaguas entre pasado y futuro. Alonso formó parte del proyecto “Foro México 2010”
que organizaron el Centro de Estudios Prospectivos AC asociado a la Fundación Javier Barros Sierra AC. Puntos que tocó
este “Foro México 2010”
De 1900 a 1950 : La mitad de la población del país ha estado comprendida
en el grupo de edades de 0 a 19 años y más del 75% es y ha sido menor de 35 años En el 2010 seremos el doble de los que
éramos en 1980 (2). Una población más numerosa, pero también con una estructura por grupos de edades diferente; más vieja
en términos relativos. Una posible reducción en la tasa de natalidad, una menor tasa de mortalidad y una casi segura mayor
esperanza de vida al nacer, pueden hacer que dentro de 25 años uno de cada cuatro mexicanos tenga entre 35 y 54 años y uno
de cada tres sea mayor de 35 años. Estimaron que la población nacional podría ser de unos 86 millones de habitantes en
1990, alrededor de 106 en el año 2000 y cerca de 127 en el 2010.
Las implicaciones de este envejecimiento relativo
de la población son sin duda importantes: Mayor porcentaje de la población estará en edad de votar Más de la mitad
de ella habrá votado por primera vez después de 1985 (el "mercado" político electoral se habrá renovado en su mayoría.) Habrá
aumentos en la demanda de transporte más que proporcionales a los de la población total Parece probable que el total de
pasajeros-km transportados por año en México dentro de 25 años sea al menos cinco veces mayor que en 1980. (Implicará mayor
infraestructura, transporte, etc.)
En 25 años habrá que duplicar la oferta de alimentos. Y para poder duplicar
la oferta de alimentos sin incrementar la dependencia en las importaciones, habría que duplicar, y más que eso, la producción
nacional. Lo cual será difícil. Cualitativamente, el cambio previsible en la estructura de la población por grupos de
edades podría incrementar el consumo per cápita de bebidas alcohólicas, de dietas geriátricas, blandas, o con bajo contenido
de grasas, azúcar o sal, y reducir el de alimentos y fórmulas para bebés o el de leche. Puede preverse también un incremento
relativo en la demanda de servicios de restaurantes; a mayor proporción de adultos, mayor demanda de dichos servicios (si
los ingresos per cápita no cambian). La presión sobre los servicios de salud y seguridad social podría aumentar de manera
importante. El número de personas de 60 o más años podría pasar de 3.5 millones en 1980 a más de 9 millones en el año 2010.
Y evidentemente los costos de atención a la salud son mucho mayores (2.5 o más veces) en las personas de más edad que en los
jóvenes o niños. ¿Veremos una quiebra del ISSSTE o del Seguro Social por falta de recursos financieros? En cada uno de
los próximos 25 años ingresarán al mercado de trabajo entre 800 mil y 1.2 millones de mexicanos más. De no encontrarse
medios para generar los empleos correspondientes (sea en la economía formal o, más probablemente, en la informal), el país
se verá sometido a una tensión social mucho mayor. La población del país podría seguir altamente concentrada, y por razones
económicas y políticas se ve difícil instrumentar un programa efectivo de desconcentración, la zona fronteriza del noroeste
(las Bajas Californias, Sinaloa y Sonora), jalada por el fuerte polo de atracción de la California norteamericana (en particular
San Diego y Los Ángeles), es probable que incremente también su participación en el total de la población nacional. Entre
1950 y 1980 el centro de masa de la población del país se desplazó de la ciudad de México hacia Querétaro; todo apunta a que
podría seguir desplazándose en una prolongación de esta trayectoria.
ECONOMÍA
El petróleo no será eternamente
la parte más sustantiva de nuestras exportaciones. No lo ha sido en el pasado (azúcar, algodón, cobre, plomo y zinc, plata
y oro han ocupado en diferentes épocas los lugares de privilegio; el petróleo sólo a partir de 1975). ¿Qué lo sustituirá?
Podría ser una combinación de productos manufacturados, pero no habría que descartar nuevos grupos de productos primarios.
Quizá hacia finales de siglo la composición de las exportaciones esté más diversificada y ningún producto predomine de manera
sustancial. Si las tendencias de los últimos 30 años persistiesen, la relación de ingresos entre el 10% más rico de la
población y el 10% más pobre sería en la primera década del próximo siglo del orden de entre 30 y 50 veces. Cierto es que
entre 1950 y 1980 se consolidó en el país una clase media creciente; pero cierto es también que la crisis económica y el descenso
del producto interno bruto per cápita de los últimos años ha afectado seriamente a dicha clase. Si la crisis continúa,
la existencia misma de las capas de ingresos intermedios peligraría y a esto podríamos llamarlo la "pauperización de la clase
media", que podría tener consecuencias políticas importantes: aunque con severos límites, esta clase es quizá la más articulada
del país y la de mayor capacidad de reacción. La crisis ha aumentado la concentración de la riqueza y podría hacerlo aún más
si persiste la difícil situación actual. Quizá el incremento en la criminalidad esté asociado con este hecho y con el creciente
desempleo abierto. EL ESCENARIO TECNOLÓGICO
Por lo que toca a los campos tecnológicos que podrían tener un mayor
impacto en el futuro, suelen citarse cuatro: electrónica, materiales, biotecnología y tecnología espacial.
Los avances
en electrónica, con tendencias persistentes en cuanto a reducción de costos y de tamaño de los componentes, podrían incrementar
aún más nuestra capacidad de almacenamiento y procesamiento de información a costos reducidos. Computación, telecomunicaciones,
instrumentación y automatización (robotización incluida) serán áreas de creciente importancia. Afectarán todos los ámbitos,
tanto sociales como personales. La difusión de las tecnologías electrónicas en México será menor o al menos más tardía
que en los países altamente industrializados. En ellos se habla ya de la llegada de la sociedad posindustrial o de la información.
En esta área es posible que el futuro papel de la industria nacional sea de carácter maquilador, de armado. Sólo si fuese
propósito nacional desarrollarlo, de palabra y en la acción, tendría México alguna oportunidad. La biotecnología podría
ser el centro de una nueva revolución tecnológica. El potencial que se le ha atribuido es enorme. En salud, creando nuevos
medicamentos, basados en principios distintos de los tradicionales, o nuevos sensores o vacunas o reduciendo los costos o
ampliando la disponibilidad de los actuales. En agricultura, haciendo más eficientes energéticamente - más productivas y/o
más resistentes a plagas o a condiciones climatológicas adversas- a las especies en explotación y propiciando la introducción
de otras.
POLÍTICA Y SOCIEDAD
Si en lo económico el país tuviera un retroceso serio y sostenido, los
principales valores serían seguramente los asociados a la sobrevivencia. Una previsible mayor participación de la mujer
en la población económicamente activa también podría alterar los actuales patrones familiares y reducir el predominio de los
valores machistas. Los medios masivos de comunicación posiblemente llegarán a más personas y en más modalidades; quizá
no con la tasa de crecimiento, intensidad y homogeneidad que en otros países como Estados Unidos o los europeos occidentales,
pero sí de manera importante, sobre todo en el ámbito urbano, que predominará. La importancia de los medios como transmisores
de valores y formadores de opinión se intensificará. Y a no ser que en ellos ocurra una desregulación y diversificación, podría
pesarnos la sombra del "hermano mayor" de Orwell, en una versión más sutil. Pero también influirá en el impacto que tendrá
la futura distribución del ingreso. Si la concentración de la riqueza se sostiene o incluso intensifica, sólo una parte de
la población, la de mayores ingresos disfrutará (o sufrirá) todas las opciones. Los nuevos medios de información pueden traer
consigo lo mismo una sociedad más democrática y plural que una de mayor control político.
Si las tendencias del pasado
continuaran, el PRI recibiría una proporción cada vez menor de votos, aun en los registros oficiales. Y probablemente su pérdida
de terreno no sería a manos de la izquierda, sino del PAN. El papel de la "sociedad civil" podría incrementarse en todos
los niveles y ámbitos. Las organizaciones cívicas están creciendo y en muchos casos actúan en paralelo con, o incluso al margen
de, las estructuras de organización establecidas. La imagen que la sociedad civil tiene sobre la capacidad de respuesta del
estado en situaciones de emergencia parece estar deteriorándose y los grupos de auto-ayuda podrían proliferar. La posibilidad
de un cambio político radical que podría darse quizá en la forma de una revuelta popular y/o de un golpe de estado interno
o militar. Una revolución popular parece menos probable por la desarticulación de la izquierda nacional y la presencia de
Estados Unidos en el norte. LAS PUERTAS DEL MUNDO Estados Unidos hará un mayor esfuerzo por reducir la inmigración
de mexicanos y que los problemas que esto podría traer a México son directamente proporcionales al éxito que alcance (5).
Seguramente procurará intensificar su ingerencia en los asuntos internos de México, sobre todo si aumenta la turbulencia
social o política de nuestro país, o si nuestro país actúa en política exterior de manera inconveniente para los Estados Unidos.
El narcotráfico (por su importancia real y como excusa intervencionista). Si bien habría que imaginar el efecto que el
exterior podría tener sobre México, no debemos dejar de imaginar el que podrían tener sobre el exterior las decisiones de
México.
(5). Y la postura que México adopte con respecto a la migración en el norte limitará su capacidad de maniobra
con relación a la seguramente creciente inmigración que recibirá por el sur. Imaginémonos, por un momento, en el año señalado
con esa crisis social encima de nuestras cabezas y cómo los científicos, políticos o no, nos explicarían ese estallido. Por
supuesto sin acudir al ciclo, ni a la prospectiva sino al más cómodo de todos los análisis: el ex post factum.
Estaría
transcurriendo el primer año de gobierno del sexenio 1994-2000. 1. El sistema político no abrió espacios en donde se recogiera
una mayor participación ciudadana. La democratización del sistema no llegó, como se había prometido, durante la primera mitad
del último decenio del presente siglo. 2. No se le dio importancia al crecimiento de la oposición. No se le proporcionaron
cauces institucionales apropiados. Ello contribuyó a desarticular a la sociedad y al sistema. Una parte de esas fuerzas de
oposición recurrió a la violencia. 3. La diferenciación y fragmentación del PRI continuó, de lo que resultó una serie
de desprendimientos que contribuyeron a la pérdida del control político. El número creciente de intereses políticos rebasó
a ese instituto político. 6. Se descuidó el problema del empleo. Los cambios en la estructura de población en el decenio
de los noventa incrementaron la demanda de empleos. Y a pesar de que la llamada economía "subterránea" se amplió, la población
económicamente activa de la época no encontró oportunidad de empleo. Además, el PRI no logró incorporar, como el cuarto sector
del partido a todos los "subterráneos" perdiendo así la posibilidad de su coopción.
4. A pesar de múltiples esfuerzos
y políticas económicas novedosas no pudo detenerse el proceso inflacionario Los salarios reales continuaron su implacable
descenso y el problema de la desigualdad, visto a través de la distribución de ingreso, abrió brechas nunca conocidas en el
pasado. La diferencia entre pobres y ricos se hizo enorme y las clases medias, alguna vez con grandes expectativas de ascenso
social, quedaron cercanas a niveles de pauperización.
5. El estallido social, al final de cuentas, se controló. Como
en 1968 pero de manera ampliada. Fue el último recurso de un régimen que emanado de una revolución popular tuvo que preservar
el control, el orden, la legitimidad y la soberanía. Ojalá no sea necesario utilizar estas hipótesis dentro de algunos
años. Se está a tiempo para evitar su propuesta y "discusión".
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