Prospectiva, estudios sobre el futuro

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ARTÍCULOS Y REFLEXIONES SOBRE PROSPECTIVA
Soporte Teórico 1
1. Hacia qué mundo vamos


El comienzo del siglo XXI será, indudablemente, un período particularmente difícil para los dirigentes de empresas. Muchos de ellos se verán tentados a escuchar al coro de consultores y de expertos: las instituciones del capitalismo mercantil han ganado y van a propagar en el mundo entero una revolución competitiva; la reducción de los costos, necesaria para este contexto, se ve reforzada por la "producción y concepción frugales"; finalmente, bajo la égida de las instituciones internacionales, la economía mundial estaría en camino hacia un régimen de librecambio, que reconciliaría armoniosamente intereses inicialmente contradictorios. Sin embargo, sería bueno que los dirigentes se resistan a este canto de sirenas. En primer lugar, los regímenes institucionales y los modos de crecimiento evolucionan en direcciones mucho más contrastadas de lo que permite suponer la generalidad del discurso sobre las virtudes de la competencia.
¿Cuál sería el horizonte de un mundo librecambista?
La creación de un espacio mundial regionalizado multipolar
Nuevos fundamentos para las naciones
Las empresas ante una incertidumbre sistémica

Nota de La lettre du GERPISA (Groupe d'Études et de Recherches Permanent de l'Industrie et les Salariés de l'Automobile) - red internacional, París, Nº 132, mayo de 1999. Extractos del capítulo 9: "Las teorías sólo se agotan cuando no se las usa. Algo de prospectiva...", del libro El mundo cambiado por la máquina, próximo a publicarse. Traducción de Lucía Vera.
Para no multiplicar los ejemplos, consideraremos solamente tres "escenarios" de recomposición del mundo. No porque sean los más plausibles, sino porque nos parece que constituyen las tres tendencias que hoy se enfrentan.
El primer escenario consiste en una liberalización generalizada del intercambio y en una homogeneización de los modos de crecimiento y de redistribución de los ingresos, por el efecto de una competencia liberada de trabas estatales. Pero también podría ocurrir que llegaran a imponerse algunos polos regionales (adoptando, o no, un modo homogéneo de crecimiento y de distribución del ingreso, lo que reagruparía a los países industrializados y convertiría en satélites a los países emergentes vecinos) como la Unión Europea, el NAFTA, el Mercosur, e incluso tal vez un día la ASEAN (Asociación de Naciones del Asia Sudoriental). Finalmente, un tercer escenario sería el de la persistencia y el predominio del hecho nacional, especialmente por el efecto de un crecimiento rápido, al lado de los grandes países industrializados actuales, de la potencia de algunas naciones "emergentes", especialmente las más pobladas y que disponen de recursos naturales y humanos importantes como, por ejemplo, Rusia, la China y la India. Imaginemos a qué conduciría cada uno de estos escenarios en caso de prevalecer sobre los otros y qué conclusiones podrían sacarse para las firmas.
¿Cuál sería el horizonte de un mundo librecambista?
Un mundo librecambista sería un mundo donde no sólo las mercancías podrían venderse en todos los mercados sin trabas de ningún tipo (tarifarias, fiscales o reglamentarias) sino donde, también, los capitales podrían desplazarse de acuerdo con las opciones estratégicas de sus poseedores y de las oportunidades que se les presentan y donde los trabajadores podrían hacerse contratar allí donde podrían lograr, desde su punto de vista, las mejores condiciones.
A primera vista, el modo de crecimiento y de distribución del ingreso lógico y coherente con un mundo librecambista sería un modo en el cual la competencia estaría referida esencialmente a la caída de los precios relativos de un país con relación a otro, de un sector con relación a otro, o de una firma con relación a sus competidores. La jerarquía de los ingresos salariales registraría entonces la diversidad de situaciones competitivas de las firmas (empresas) en un contexto donde las negociaciones sectoriales o nacionales con los sindicatos tenderían a desdibujarse. Se desarrollarían las fórmulas de reparto de los beneficios, que acentuarían las desigualdades según las calificaciones, las firmas, los sectores o los espacios.
¿Podría nacer, sin embargo, de esta caída de los precios relativos, un nuevo círculo virtuoso? En este escenario, el aumento del nivel de vida de los trabajadores provendría de la caída de los precios de los bienes, de manera que se beneficiarían, pero indirectamente y ex post, del crecimiento global de la productividad así como de eventuales mejoras de los términos del intercambio, consecutivos a un crecimiento del excedente del comercio exterior.
Pero en tal contexto, las ganancias de una firma o de una nación tenderían a lograrse en detrimento de otra, sea por la evolución del tipo de cambio, de la reducción del salario relativo o, incluso, de la presión tributaria. El estallido de las negociaciones colectivas en el ámbito nacional o sectorial haría menos previsible la evolución de los salarios por nivel de calificación y sector de empleo.
Surge entonces una paradoja de composición: si bien cada firma tiene interés en minimizar los salarios que paga, porque supone que las otras pagarán salarios lo suficientemente elevados como para asegurarle una demanda significativa, el equilibrio ex post puede resultar muy decepcionante. La conjugación de los esfuerzos de flexibilización repercutirán en un menor crecimiento de los salarios1 y, por lo tanto, de los costos de producción. Pero, por otro lado, en las sociedades salariales, una importante fracción de la demanda final proviene de los ingresos del trabajo, de manera que puede ocurrir que esta desaceleración del salario promedio y esta fragmentación de la evolución de las remuneraciones resulte desfavorable para la demanda y, por extensión, para el empleo.
Si los trabajadores ya no fueran la fuente determinante de la demanda, ¿de dónde provendría ésta: de la inversión? (pero la inversión, ¿no está, a su vez, limitada por el consumo?), ¿de las exportaciones? (pero las exportaciones de un país, ¿no son acaso las importaciones de otro país?), ¿de los gastos públicos? (que, por el momento, son considerados por los mercados financieros como fuertemente improductivos).
Pero, en realidad, no es seguro que el librecambio engendre mundialmente tal modo de crecimiento y de distribución de los ingresos. No podría llegarse a una igualación completa de las condiciones de competencia, pues la competencia se nutre de las diferencias y desigualdades sociales y territoriales. Para igualar las condiciones de la competencia, y hacerla depender nada más que de la iniciativa e inteligencia de los actores, sería necesario suprimir no sólo toda diferencia tarifaria, fiscal y reglamentaria, sino también las diferencias de nivel de formación de la mano de obra, de abundancia y calidad de las infraestructuras, y de los diversos recursos, es decir, lo que constituye la historia de cada espacio. De la misma manera que las empresas, los espacios tienen interés en ofrecer ventajas específicas antes que tratar de rivalizar con espacios mejor dotados.
Para que los espacios ofrezcan ventajas específicas deben tener un modo de crecimiento y de distribución del ingreso capaz de producir esas ventajas: competencias de la mano de obra, infraestructuras, pericia en uno u otro ámbito, etc. Así, resultaría de ello una nueva diversificación de los modos de crecimiento y de redistribución y, al mismo tiempo, una nueva heterogeneización de los mercados y del trabajo, que volverían a las estrategias de ganancia y de internacionalización posibles, y a los modelos industriales.
Para que las cosas sean de otra manera, tanto desde el punto de vista del tipo de crecimiento como de la internacionalización de las empresas, sería necesario instaurar una regulación mundial que permita evitar los movimientos desordenados que desestabilizan a categorías sociales y zonas geográficas enteras y, sobre todo, que permita que la distribución social y espacial de los incrementos de productividad se haga bajo la autoridad de una instancia política mundial. La utopía no está siempre ubicada del lado que creemos.
Es por eso que muchos países, estimando que las condiciones de una regulación mundial institucionalizada están lejos de cumplirse y queriendo, en consecuencia, seguir siendo dueños de su destino, prefieren dar prioridad a la constitución de conjuntos regionales capaces de reducir las rivalidades que los debilitaron en el pasado, de reactivar su crecimiento y de instaurar reglas comunes con más facilidad que en escala mundial.
La creación de un espacio mundial regionalizado multipolar
Entonces podría suceder que la constitución de zonas de integración regional no sea una reliquia del pasado o una simple fase preparatoria para un librecambismo y multilateralismo integral, sino, por lo contrario, un fenómeno duradero que las empresas deben tomar en cuenta en sus decisiones de localización, considerando su estrategia de ganancia.
Los modos de crecimiento y de redistribución dependerán entonces de las orientaciones que finalmente prevalezcan en cada agrupamiento regional: ¿quedarán zonas de librecambio medianamente integradas?, ¿llegarán hasta la unión monetaria?, ¿se constituirán como federación política? ¿armonizarán las políticas económicas de los países a los que reúnen o mantendrán modos de crecimiento y de redistribución diferentes, tratando de hacerlos complementarios? Imaginemos que el crecimiento de estos conjuntos regionales esté autocentrado, pero que la distribución de las ganancias dentro de ellos sea de tipo competitivo. Probablemente, para poder vender en ellos, sería una necesidad reguladora la presencia industrial en cada uno de los conjuntos regionales. Pero, acaso, ¿vender en cada uno de ellos será una condición de lucro?
La demanda sería inestable y diferenciada, a causa de una relación salarial competitiva. En estas condiciones, no es seguro que en todas las regiones se desee el mismo tipo de automóviles. Entonces, ¿cuál sería el interés, para un constructor, teniendo en cuenta las estrategias de ganancia viables en un modo de redistribución competitivo, de concebir y producir automóviles sustancialmente diferentes de una zona a otra? Las economías de escala serían escasas, salvo, eventualmente, en materia de investigación o de transferencia de algunas técnicas.
Además, es poco probable que los polos regionales, si verdaderamente se constituyen, lleguen a los mismos modos de crecimiento y de distribución del ingreso, aunque más no sea por su trayectoria pasada, sus recursos y su especialización.
Aunque parece más verosímil que un mundo de librecambio, el escenario de un mundo regionalizado y multipolar tampoco es obvio. Los obstáculos son innumerables, a juzgar por el tiempo que llevó construir la Unión Europea que, a pesar de todo, recién está en sus comienzos y tendrá que superar muchas dificultades todavía. El mundo multipolar no es algo para un futuro cercano. Las divergencias de intereses y las fuerzas que no desean un nuevo equilibrio entre lo económico y lo político -y entre las regiones del mundo- tendrán tiempo de desarrollarse antes de que los espacios regionales lleguen a hacerse autónomos. Para acelerar la constitución de alianzas o de entidades políticas regionales se requerirían shocks que desestabilizarían completamente el orden internacional actual, siempre y cuando esos shocks no provoquen un retorno de las naciones.
Nuevos fundamentos para las naciones
Lejos de esfumarse, las diferencias nacionales podrían encontrar nuevos fundamentos. Ya hemos visto cómo la liberalización de los movimientos de capitales y del trabajo podrían exigir espacios que busquen permanentemente ventajas específicas para atraer los empleos que creen necesitar y, cómo, al hacerlo, los modos de crecimiento y de redistribución del ingreso, los mercados y el trabajo volverían a diferenciarse y retornarían las estrategias de ganancia y de internacionalización de las empresas.
Pero además existen otros procesos que llevarían a volver a otorgar a las naciones una autonomía relativa de modo de crecimiento y de distribución de los ingresos. En primer lugar, podría ocurrir que los desórdenes desencadenados por el librecambio y las dificultades internas y externas de constitución y de afirmación de los conjuntos regionales conduzcan a algunas naciones a retomar su independencia y negociar sólo acuerdos bilaterales caso por caso. También podría ocurrir que otras naciones hayan participado en la liberalización mundial del intercambio o en conjuntos regionales sólo el tiempo necesario para adquirir la tecnología necesaria para atraer inversiones, con el fin de construir una real independencia económica y política. Resulta difícil imaginar que Rusia, la China y la India, por ejemplo, renuncien a ser potencias económicas mundiales. En tercer lugar, podría ocurrir que algunos países no sean nunca asociados a algún agrupamiento regional o acuerdo comercial y que se vean obligados a quedarse en el lugar que hoy tienen. Esto puede sucederle tanto a países demasiado poderosos con relación a sus vecinos (como el Japón), como a países cuyo modo de crecimiento y de redistribución del ingreso es incompatible con el de sus vecinos, o países a los cuales los otros prefieren mantener alejados a causa de su inestabilidad política, o porque siguen bajo la dependencia de la cotización mundial de las materias primas que poseen, con el objeto de asegurar el suministro a los mejores precios. Finalmente, podría ocurrir que los países que han adquirido una especialización internacional que nadie les cuestiona prefieran mantenerse a distancia de todo compromiso mundial o regional restrictivo.
No olvidemos tampoco que la cotización del petróleo ha retomado, en términos reales, su nivel de antes del primer shock petrolero. La obligación absoluta de extraversión ya no existe, aunque algunos países, que han debido calarse en la competitividad externa y encontrar mercados externos, puedan dudar en retomar el camino inverso.
Las empresas ante una incertidumbre sistémica
El examen de los tres escenarios de recomposición del mundo nos permite sacar dos conclusiones. La primera es que ninguno de ellos, suponiendo que alguno prevalezca sobre los otros, lleva a una estrategia de ganancia y de internacionalización única para las empresas.
La segunda conclusión es que el escenario de recomposición del mundo más verosímil es, en realidad, la combinación de un escenario mundial, regional y nacional, en proporciones que, en definitiva, constituyen la única incógnita.
El comienzo del siglo XXI será, indudablemente, un período particularmente difícil para los dirigentes de empresas. Muchos de ellos se verán tentados a escuchar al coro de consultores y de expertos: las instituciones del capitalismo mercantil han ganado y van a propagar en el mundo entero una revolución competitiva; la reducción de los costos, necesaria para este contexto, se ve reforzada por la "producción y concepción frugales"; finalmente, bajo la égida de las instituciones internacionales, la economía mundial estaría en camino hacia un régimen de librecambio, que reconciliaría armoniosamente intereses inicialmente contradictorios. Sin embargo, sería bueno que los dirigentes se resistan a este canto de sirenas. En primer lugar, los regímenes institucionales y los modos de crecimiento evolucionan en direcciones mucho más contrastadas de lo que permite suponer la generalidad del discurso sobre las virtudes de la competencia.
La noción de espacio merece ser precisada. Con frecuencia se apoya en instituciones comunes o en una manera similar de establecer las relaciones sociales. Sin embargo, el elemento esencial parece ser un modo común de crecimiento y de redistribución del ingreso. Así, podemos decir que un espacio regional se constituye cuando aparece un acuerdo sobre el modo de crecimiento y de redistribución de los ingresos, del cual se desprende una homogeneización del mercado y del trabajo. Tomada como la descripción de una situación adquirida, esta definición parece ciertamente restrictiva y, tal vez, sea mejor verla como una tendencia en marcha. A partir de la formación de tales espacios regionales, una de las cuestiones principales que plantea el segundo programa es el de examinar cuál es el efecto de esos espacios sobre las estrategias de ganancia que desarrollan las empresas involucradas.
Por otra parte, la ola actual de fusiones y alianzas de las firmas lleva a interrogarse sobre la interpretación de lo que aparece como una gran tendencia. En efecto, se puede pensar que esta corriente se impone a todas las empresas como una condición actual de sobrevivencia, así como hace algunos años se lo decía respecto de la "producción flaca" (lean production) y de los grupos de trabajo. También puede hacerse otra hipótesis: la de una respuesta aparentemente común para problemas diferentes.
La ambición prospectiva, que puede ser una prolongación del análisis de la estrategia de las firmas, puede parecer muy azarosa en la medida en que esas estrategias no son totalmente conscientes y no corresponden por entero a la visión que tienen de ellas los propios dirigentes. Sin embargo, permite plantear algunas cuestiones importantes sobre las fusiones recientes. Las asociaciones entre Daimler-Benz y Chrysler, o entre Renault y Nissan parecen poco coherentes si esas firmas se aferran a las estrategias de ganancia que venían poniendo en práctica. Pero, en la inestabilidad de la actual situación, esos reagrupamientos pueden desembocar en la implementación de estrategias híbridas, incluso en la invención de nuevas estrategias, de la misma manera que General Motors elaboró progresivamente, de manera laboriosa y un poco fortuita, su modelo sloanista. Estas estrategias requieren una precisión: hay que distinguir las estrategias de ganancia de las firmas de sus estrategias de internacionalización propiamente dichas. Una misma estrategia de ganancia puede llevarse a cabo con opciones diferentes de internacionalización.


Notas:
1Es lo que se observa desde el comienzo de los años ochenta en países tan diversos como Austria, Alemania, los Países Bajos, el Japón, España, el Reino Unido y los Estados Unidos. En efecto, en comparación con fases coyunturales equivalentes, los salarios registran un retraso más o menos importante según los países, pero siempre significativo [OCDE (1997), Perspectivas del empleo, pp. 8-9].
Autor: Robert BoyerMichel FreyssenetNicolas Hatzfeld
Revista: Realidad económica (Número: 164)
Fecha de publicación: 30 / 6 / 1999 (Argentina)
(c) 1999 Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE)
Código documento: 1204985




2. Prospectiva y modernidad
por Por Silvia Austerlic
"Prospective, Futurology, Forecast, Futuribles, todos estos enfoques comparten su objeto de estudio: el futuro; y cada uno, desde su perspectiva se encuentra abocado a su construcción. Para ello, desarrollan "futuros", "futuribles", "previsiones", "prognosis".
Desde que se inició el moderno negocio de la anticipación, durante la Segunda Guerra Mundial, se han desarrollado múltiples espacios, foros, organizaciones, etcétera, quienes terminada la guerra, iniciaron la planificación para la paz ... Gastón Berger se atrevió a volver necesario el uso de la prospectiva, en orden con su profunda convicción de que el futuro no venía inmediatamente después del presente, este se diferencia del presente porque "las consecuencias de nuestras acciones tendrán un efecto en el mundo muy diferente a cuando las iniciamos". Después de Gastón Berger llegó en 1960 la asociación Futuribles, la cual sería descripta más tarde por Bertrand de Jouvenel, su fundador, como "una asociación de investigación formada en París, gracias a la ayuda de la Fundación Ford, por un pequeño formado por un gran número de nacionalidades y especialidades unidas por la convicción común de que las ciencias sociales pueden orientarnos con respecto al futuro. Por qué darle el nombre de Futuribles a este nuevo campo de investigación? Por qué no hablar como muchos otros de proyección, precisión, predicción, anticipación? Porque, dichos términos, según Jouvenel, no alcanzan parra describir sus intenciones y métodos: "El término Futuribles es un rótulo para un emprendimiento intelectual. Cuando la mente está enfocada directamente hacia el futuro nuestro pensamiento es incapaz de agarrar/comprender el futuro, las cosas que van a ser. En su lugar, consideraremos los futuros posibles. ...Pero el estado futuro de los hechos entran el la clase de ‘futurible’ sólo si este modo de producción desde el presente es plausible e imaginable" (2).
DISEÑO Y FUTURO
El Proyecto Moderno
Desde la perspectiva de la ecología política, Alain Lipietz ha definido el proyecto como una mediación entre la necesidad (fisiológica) y la acción social que ha de satisfacerla: "Es la intersección exacta de este proyecto -que se materializa en el territorio para responder a una necesidad (tierra surcada por arados, ciudades nacidas de aspiraciones)-, y es entonces de esta elección ética entre el Bien y el Mal, entre lo Bello y lo Feo, que el ambiente se hace paisaje". Las Nuevas Tecnologías de la Información, como hemos visto, podrían ayudarnos a pensar y aportar instrumentabilidad técnica a los nuevos modos de ser.
Cuál es, entonces, este proyecto en común para los hombres de una civilización tan fragmentada como la nuestra, con intereses aparentemente conflictivos por un lado; y, sin embargo, con el mismo deseo sincero de curar sus heridas y desarrollarse en paz? En qué consiste la unidad que ha de posibilitar la convivencia social, de ser posible conciliar los intereses de los distintos grupos y naciones? En qué consiste, en última instancia, el Bien del que hablara Lipietz?
Entiendo que el diseñador argentino Tomás Maldonado, mejor que nadie, ha puesto palabras al Proyecto Moderno, un proyecto de sociedad centrado en la emancipación:
"El Proyecto Moderno, para decirlo en pocas palabras, no es otra cosa que el proyecto democrático, proyecto que parte de la convicción de que una sociedad democrática no sólo es deseable sino también factible; que una sociedad democrática, asegurando a sus miembros el pleno ejercicio de la libertad y de la justicia, así como la equidad en la distribución de la riqueza -y de las instalaciones del habitar-, puede abrir un proceso de emancipación respecto a los valores y a las creencias del pasado y contribuir a una transformación de la vida cotidiana de los hombres.
Ésta es una convicción que está presente en casi todo el itinerario formativo de la cultura occidental. Lo encontramos en forma embrionario y tímida, en personalidades como Bacon, como L’Abbé de Saint Pierre, como el gran Daniel Deffoe (el creador de Robinson Crusoe) que treinta años antes había escrito el primer ensayo sobre la proyectación moderna, en función de la sociedad. Y lo encontramos después en Montesquieu, en Diderot, y en el siglo XlX en Baudelaire, en Whitman, naturalmente en Marx, y más tarde en Freud. También la idea de Proyecto Moderno está en nuestro Sarmiento, gran modernizador, y obviamente en las vanguardias artístico-literarias, sobre todo en el Surrealismo, en el Constructivismo ruso y en la llamada Arquitectura Moderna. Asimismo es fuerte la presencia de propuestas y de los programas relativos al Proyecto Moderno en figuras como Le Corbusier, Gropius y otros.
El Proyecto Moderno, desde ya, no ha sido realizado. El Proyecto Moderno ha tenido y tiene una gran influencia sobre la vida cotidiana de la gente hoy y en las grandes pasiones e ideales que mueven vastísimos sectores de la población de todos los países; no interesa si esta noción de Proyecto Moderno es consciente o no-consciente, pero es importante insistir con este argumento: el Proyecto Moderno como proyecto democrático, como proyecto de una sociedad avanzada, está todavía por realizarse".
La posmodernidad y el futuro
Dice el diseñador: "El verdadero tema es el proyecto moderno, vale decir, la condición moderna como proyecto. Y si esto es el diseño -y estoy convencido de que lo sea- (...) debemos necesariamente afrontar el tema de la modernidad en todas sus implicancias, hasta en aquellas (y sobre todo en aquellas) que consideran la modernidad como proyecto de desarrollo de las fuerzas productivas, como proyecto decididamente innovador del medio social y cultural".
Maldonado habla, claramente, de la modernidad como un proyecto de renovación integral de la sociedad. En relación a la cuestión post, presente ineludiblemente en los debates de fin de milenio, aclara: "Post aparece hoy como el prefijo ubicuo mediante el cual nuestra sociedad intenta persuadirse (y persuadirnos) de tener un después, es decir, un futuro (...) El Posmodernismo, tal como el posindustrialismo, se expresa constantemente en dos direcciones contrastantes: como premodernismo, es decir, como exaltación nostálgica del mundo tradicional, del mundo -entendámonos- que precedió a la "gran transformación" y hasta la "gran instauración"; o bien, como supermodernismo, esto es, como fe ilimitada en las posibilidades de que, mediante una revolución tecnológica (y sobre todo tecnocrática) sea factible cambiar la sociedad sin tocar (más aún, renovándola) la estructura tardocapitalista. En el primero se transparenta la voluntad de rechazar globalmente la modernización; en el segundo, en cambio, la de relanzarla, pero desde el punto de vista de una ideología neoconservadora".
La modernización, entiende, "no es un tema que goce de muy buen pasado, ni siquiera puede decirse que su presente sea muy brillante. Pero no cabe duda de que hoy se hacen esfuerzos - a mi modo de ver, bastante promisorios- por liberar a la idea de modernización del sentido demasiado restrictivo que tuvo hasta ahora. A decir verdad, la modernización fue entendida hasta ahora exclusivamente como intervención, por parte de los centros hegemónicos, sobre las áreas periféricas dependientes; como colonización e integración del mundo subdesarrollado en el mercado capitalista internacional; como intento, en suma, de "occidentalización", "europeización" o "norteamericanización". En los últimos tiempos, no obstante, se comprueba una siempre mayor receptividad frente a una idea diferente de modernización, una idea que, desde una cierta óptica, aparece bastante cercana a aquella del "proceso civilizador", tal como lo trataron Norbert Elías y Darcy Ribeiro. Va, pues, delineándose una modernización que asume, como principio, la tradición de la modernidad, la "gran tradición no tradicional", pero sometida constantemente a la valoración crítica de lo que hemos llamado el proyecto moderno; un proyecto, esto es, centrado sobre la emancipación" (15).
En relación a la compleja tarea que la razón proyectual debe de afrontar, Maldonado expresa que "en primer lugar, está el propósito de situar la calidad en el centro de un programa de amplio alcance orientado a una reorganización global del actual sistema industrial. Reorganización que, teorizan algunos, debería influir también sobre el sistema de las relaciones sociales y culturales en nuestra sociedad en su conjunto. Es el programa conocido hoy entre la opinión pública con el nombre de calidad total" (16).
Proyecto y modernidad
Otro diseñador, Gui Bonsiepe, opina que "en el centro del discurso de Maldonado se encuentra la dimensión proyectual de la modernidad, el binomio proyecto y modernidad que son dos conceptos íntimamente ligados. Esta dimensión se divide en dos grandes áreas: por un lado la modernidad entendida como objeto de la inteligencia proyectual; y, por el otro, el proyecto como rasgo dominante de la modernidad, como constante ontológica de ella (es decir, los dominios fundamentales del diseño que son un usuario o agente social; una tarea para cumplir; una herramienta o artefacto para cumplir esta tarea (acción);y una interface, que conecta los tres dominios anteriores al cuerpo humano. La interface es el dominio central, al cual el diseñador orienta su atención; através del diseño de la interface, él articula el espacio de acción para el usuario) .
Es difícil estimar en todo su alcance la radicalidad de este enfoque, que se manifiesta tanto en la audacia de la tesis como en el rigor de las consecuencias (...) Como un cirujano con su bisturí, Maldonado ha abierto el acceso al nervio central de la modernidad que es el proyecto. Un cirujano tiene que proceder con mano firme, no puede permitirse oscilaciones ni vacilaciones. Necesita actuar con determinación para levantar capa por capa del tejido de los discursos tradicionales y así llegar a la médula de la modernidad".
Maldonado es el creador del discurso del proyecto. Nadie lo había hecho anteriormente, por eso se trata de una obra de innovación radical, que traza los caminos hacia el futuro (...) siendo uno de los principios rectores del proyecto de la modernidad: el de una "Sitcht aufs Ganze (visión total)". Según el diseñador alemán, el diseñador argentino postula claramente -y de allí procede la radicalidad de las consecuencias- una congruencia entre la razón proyectual y la razón político-social, práctica y teoría de la modernidad.
Dice Bonsiepe, "en el coro de los discursos el proyecto era -y fuera de Italia lo es aún- el gran ausente, cubierto por un manto de olvido colectivo (...) Hasta el momento, en los textos de la teoría de la acción social no ha sido formulada la pregunta: Cuáles son las fuerzas que conforman el vasto conjunto de artefactos materiales y comunicativos de la civilización moderna? Aparentemente, ellos son considerados como dados, y no son cuestionados, como si surgieran por un acto de magia o gracias a una comunicación por fax desde altas esferas".
ldentidad y diseño en la periferia
"El debate del proyecto de la modernidad surgió en el contexto de la tradición cultural europea, pero pretendía -y aún pretende- afirmar su validez y vigencia más allá de la contingencia histórica. Por lo tanto, es legítimo y hasta indispensable interrogarse por la incidencia del proyecto de la modernidad para todos aquellos países que viven al margen de los polos económicos, políticos. científicos, tecnológicos y culturales. El mundo periférico se caracteriza por la falta de un discurso de proyecto. Por eso, estos países no tienen futuro, ya que en él se despliega el proyecto y solamente a través de éste pueden apropiarse del futuro. Puesto que ellos están incorporados a la economía mundial, es necesario que transformen el proyecto en práctica social.
Actualmente, en los discursos de Latinoamérica, se escuchan declaraciones en favor de la modernidad. Se anhela pertenecer al Primer Mundo o, al menos, alcanzarlo. Aspiran a poseer tecnología, gestión, industria y educación moderna. Sin embargo, se percibe una menor disposición para establecer estructuras sociales más modernas, menos desgarradas. Así se corre el riesgo de acceder a una modernidad amputada, fraccionada.
Si observamos los grandes interrogantes del proyecto moderno detectamos tres temáticas:
1) La crisis del paradigma del industrialismo, manifestado en el fordismo (o fosilismo). Actualmente se habla de desarrollo sustentable, que se puede tomar como indicio para la lenta consolidación de una razón ecológica, con la cual la fase cow-boy de la historia humana llegaría a su fin.
2) La tensión conflictiva Norte / Sur, es decir, la relación asimétrica entre el 20 % de la población mundial en los países industrializados y el 80 % del resto de la humanidad.
3) Las contribuciones determinantes de la informática, sobre todo en los "hypermedia" y en la realidad virtual o artificial".
Según Bonsiepe, tanto la razón proyectual como el proyecto de la modernidad, encontrarán su legitimación en la medida en que logren articular dar respuestas teóricas y formular estrategias operativas en relación a estas tres temáticas, "que bien pueden dominar el debate del diseño durante la próxima década.
Si miramos al proyecto de la modernidad a partir de una perspectiva global y no de la visión restringida del pequeño grupo de los países industrializados, podemos afirmar que, recién ahora, la modernidad puede comenzar - modernidad entendida como compromiso de hacer este planeta un poco más habitable" (17).
Tal compromiso ha de coinspirarnos e impulsar los nuevos sistemas tecnosociales; de ahí la responsabilidad que implica surfear la presente ola tecnológica, distinguiendo bien entre los mecanismos del bit y la autonomía de las moléculas. La cresta de dicha ola, se sostiene, es el cambio social: una cambio en nuestra manera de plantear las prioridades, necesidades y problemas; y un cambio en la manera de satisfacerlos.
CONCLUSIONES
A lo largo del trabajo se ha insistido con la palabra cambio. Entre lo que -inevitable y a pesar de nosotros- cambia, y lo que es y nunca cambiará, se inserta con el concepto de cambio un espacio para la reflexión acerca de lo nuevo. Lo nuevo, sin embargo, no remite solamente a una nueva tecnología o producto del mercado; sino a una identidad, también presente, que puede ayudarnos a recordar el camino de vuelta a la calidad del medioambiente natural, es decir, humano.
En este contexto de cambio, las Nuevas Tecnologías de la información, por su parte, "ni consideran ni generan hechos. Manipulan representaciones simbólicas que alguien genera en la creencia de que correspondían a hechos. Ha habido un notable volumen de análisis a posteriori sobre los desastrosos resultados para los militares norteamericanos en Vietnam, producidos por la fe de los jefes militares en el análisis de los ordenadores basados en "hechos" y "datos" muy distorsionados o inventados. La cuestión, sin embargo, no está sólo en la naturaleza de todo "hecho"; que se halla sustentado por un individuo en un contexto, basado en un trasfondo de precomprensión (...) (los sistemas basados en ordenadores) ofrecen un potencial para nuevos tipos de acción humana. Con este potencial vienen acompañando peligros y cegueras particulares. La cuestión no es si estos sistemas son buenos o malos sino como nuestra comprensión y el uso de ellos determinan lo que hacemos y lo que somos" (18).
Internet y otras novedosas tecnologías (correo electrónico, capacitación a distancia, intranets, base de datos, conferencias electrónicas, etcétera) están disponibles en el mercado a precios cada vez más accesibles; obviamente, su aplicación corre por cuenta de nuestra identidad, lo que querramos hacer y lo que creamos que somos. Su impacto en nuestra percepción cultural es lo que Marshall McLuham vaticinó, y nosotros experimentamos, como y con quién vivir y comunicarse la aldea global, acceder y beneficiarnos de los potenciales recursos de la red para hacer lo que elijamos hacer.
En cuanto al potencial que ofrecen estas herramientas, es cierto es que el proyecto de avance tecnológico apunta a desarrollar ciertos sistemas que amplifican nuestra capacidad de conversar. Sin embargo, hay que advertir que, como bien se dijo en la Red de Humanistas Latinoamericanos (foro electrónico), "también se amplifican las capacidades de control, mapeo ideológico de la población, invasión de la intimidad por parte de extraños (lobbies o individuos), "contrabando" ideológico, despolitización, aislamiento de los individuos del grupo familiar y de la sociedad". Es decir, Internet ofrece grandes posibilidades para el uso positivo y negativo de la información. Entre los varios problemas que están siendo ya planteados como temas de discusión , en el campo jurídico regulatorio, están los derechos de autor, la originalidad de los textos, la estructura del conocimiento. Otras opiniones especulan que la manipulación política de los mensajes sacados de su contexto puede afectar la reputación de aquellos que honestamente vierten sus opiniones en un medio público; cosa que también es verdad. Todas estas conversaciones están sucediendo, ahora mismo.
Por eso creo que es importante relacionar el concepto de cambio cultural con el factor de innovación tecnosocial, no sólo previendo las nuevas condiciones de producción materiales, sino también articulando las conversaciones en términos de estrategia cultural; conscientes (vamos notando las diferencias) de la necesidad de "modernizar" nuestra percepción. La revolución de las nuevas tecnologías no sólo nos permite hacer nuevas cosas, sino que también modifican patrones cognitivos, modos perceptuales de ver y mecanismos de contacto con la realidad social. El uso que les demos, sin embargo, no viene formulado en ningún manual tecnocrático; son nuestras necesidades humanas las que pueden determinar qué conductas cambiamos y cuáles no.
Aprender el nuevo lenguaje, entiendo, es encontrar nuevas formas de expresión cultural, que permitan diseñar un proyecto común a la manera de un nuevo humanismo cultural; enfoque que está de hecho emergiendo en varios emprendimientos de la red. Desde varios sectores, esta necesidad de cambio de valores, los mismos para todos los seres humanos, se hace sentir. Dice el cineasta Wim Wenders, en su film Tan lejos, tan cerca: "Un mundo seguro no puede construirse sobre la sangre; sólo puede surgir como fruto de la armonía. Nosotros los humanos, políticos, filósofos, actores, trabajadores, granjeros, gentes de todas las religiones, debemos coincidir en esto. Si nos ponemos de acuerdo en esto, resolveremos el resto" (19).
6 - BIBLIOGRAFÍA
(1) Casullo Nicolás, compilador: El debate Modernidad - Posmodernidad. Editorial Punto Sur, Argentina, 1990.
(2) Balza Alejandro Ruiz: Sobre la Construcción de Futuro. Revista Complejidad, Buenos Aires, 1995.
(3) Cross Nigel / Elliot David / Roy Robin: Diseñando el futuro. G. Gili, Barcelona, 1980.
(4) Maturana Humberto: El sentido de lo humano. Dolmen Ediciones, Chile, 1991.
(5) Bonsiepe Gui: Las Siete columnas del Diseño. Unidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, México, 1993.
(6) Elliot David / Cross Nigel: Diseño, tecnología y participación. G. Gili, Barcelona, 1980.
(7) Pérez Carlota: Microelectrónica, ondas largas y cambio estructural mundial (Artículo publicado en Revista World Development - Marzo de 1985).
(8) Bonsiepe Gui: op.cit.
(9) Motta Raúl: Las redes sociales como interfaz de la facilitación en la dinámica global/local. Revista Complejidad, Buenos Aires, 1995.
(10 Lipietz Alain: Le paysage*, pays** et visage***: Un punto de vista ecologista. (Artículo pubicado en Monuments hidriques N° 192 marzo-abril 1994, y fue enviado por su autor a geograhikós. Traducción de Andrés Barsky y Federico Fritzche).
(11) Bronstein Victor, Gaillard Juan Carlos y Piscitelli Alejandro: Métodos y técnicas cualitativas de investigación en Ciencias Sociales. Secretaría de Publicaciones - Facultad de Ciencias Sociales - UBA, Buenos Aires, 1996.
(12) Jouët Josiane y Coudray Sylvie: Las nuevas tecnologías de comunicación: orientaciones de la investigación. Estudio N° 105, UNESCO, Francia, 1993.
(13) Bonsiepe Gui: Elementos para una manualística crítica. Gustavo Gili, Barcelona, 1980.
(14) Resnik Mitchel: Aprendiendo sobre la vida (1994)
Http://lcs.www.media.mit.edu/groups/el/Papers/mres/ALife/ALife.html (enero 1996)
y Nuevos Paradigmas para Computación, Nuevos Paradigmas para pensar (1995)
Http://lcs.www.media.mit.edu/groups/el/Papers/mres/new_paradigms/new_paradigms.html (enero 1996)
(15) Maldonado Tomás: El Proyecto Moderno. FADU - UBA, Bs.As., 1984.
(16) Maldonado Tomás: El diseño industrial reconsiderado. G. Gili, México, 1993.
(17) Bonsiepe Gui: Las Siete Columnas del Diseño. op.cit.
(18) Winograd Terry & Fernando Flores: Hacia la comprensión de la informática y la cognicion. Editorial Hispano Europea. Barcelona, España, 1989.
(19) Wenders Win: film "Tan Lejos, Tan cerca".






3. Futuro y prospectiva

El interés del hombre por el futuro no es nuevo. Tampoco, el temor y la fascinación que le despierta. Hasta el siglo xvii, o poco más, las ideas dominantes sobre el porvenir eran de inspiración religiosa, hermética o astrológica. Las sociedades europeas anteriores a la modernidad vivían pendientes de un futuro que, en realidad, sería la anulación de todo futuro: el juicio final. Hoy, pocos siguen a la espera de este momento, pero la carga emocional asociada al futuro puede no ser menos intensa. Somos, en este sentido, menos modernos de lo que pensamos.
Acaso tampoco seamos más modernos respecto a nuestra disposición intelectual hacia el futuro. En el imaginario colectivo conviven sin mayor conflicto ideas que hacen del tiempo futuro una dimensión por principio incognoscible con profecías escabrosas que dan por sentada su absoluta predeterminación. Se le aprecia como aquello sobre lo que no podemos formular ningún juicio que tenga sentido, pero también como lo que ya está escrito y hasta descifrado. No se podría entender si no es por esta última predisposición al súbito interés colectivo en una figura como Nostradamus, de pronto resucitado como el gran profeta de los atentados del 11 de septiembre a las torres gemelas de Nueva York.
La prospectiva nació y se ha consolidado en permanente batalla contra esta herencia de posiciones escépticas, deterministas o fatalistas sobre el futuro. Se trata de un campo de investigación interdisciplinario que surge a finales de los años cincuenta del siglo pasado como respuesta a una sensación muy generalizada de aceleración del tiempo histórico y de percepción del futuro como riesgo. Se concibe menos como una disciplina académica, cuya actividad se circunscribe únicamente al campo del saber, que como una herramienta de planeación con el propósito de incrementar la capacidad del hombre de prever y modelar el desarrollo futuro de las sociedades. Liberada de la ilusión de pronosticar o saber a ciencia cierta lo que sucederá en el futuro, la prospectiva se interesa por su construcción.
El dossier "Futuro y prospectiva" ofrece una visión sucinta del desarrollo y alcance de esta disciplina. Hemos reunido textos diversos que pretenden dar cuenta de sus fines y enfoques principales. Nos hemos valido para ello, entre otros, de tres textos inéditos en español, dos de ellos de autores clásicos.
Jorge Ramírez hace una rápida revisión de la evolución de la prospectiva, cuyo hilo conductor es la concepción pluralista del futuro que subyace en esta disciplina. Explora el tránsito de una concepción cientificista que elabora pronósticos sobre la base de un futuro que se ve como algo esencialmente determinado a una visión que lo concibe abierto e indeterminado, en la que la acción del hombre es decisiva para su consecución. Asimismo, hace un recuento de desarrollos recientes de los estudios de futuro, que conectan la exploración del mañana con una preocupación más amplia por potenciar el pensamiento estratégico y el aprendizaje en el seno de las organizaciones.
La prospectiva es, antes que un método o una disciplina, una actitud, nos recuerda Gastón Berger, a quien se debe el nombre y los principios filosóficos generales en que se basa esta perspectiva intelectual. En este texto, originalmente publicado en francés en 1958, Berger traza los rasgos generales de una empresa de saber cuyo centro es el ser humano y su interés principal no es preguntarse por lo que puede suceder en el futuro, sino por lo que queremos que ocurra.
Herman Kahn (1922-1983), uno de los pioneros de mayor prestigio en el campo de los estudios de futuro y creador del método de escenarios en la década de los sesenta, hace una valoración de las diversas alternativas filosóficas y metodológicas para estudiar el futuro. Aboga por un tratamiento pluralista, que combine enfoques cuantitativos y cualitativos, el cual sirvió de base para la elaboración de algunas de sus obras más representativas, consideradas clásicas de la disciplina, como El año 2000, Los próximos 200 años y Lo que habrá de suceder.
La prospectiva o los estudios de futuro, como suelen llamársele más bien en el ámbito anglosajón, ha tenido un poderoso desarrollo en el mundo de la empresa. Ged Davis, quien encabeza las actividades de planeación por escenarios en una de las principales compañías petroleras del mundo, explica el alcance y la lógica de esta herramienta; destaca su valor para manejar el riesgo y enriquecer la visión del mundo que tienen los tomadores de decisiones.
"contemplando el futuro se transforma el presente"
Gaston Berger
La anticipación no tiene mayor sentido si no es que sirve para esclarecer la acción. Esa es la razón por la cual la prospectiva y la estrategia son generalmente indisociables. De ahí viene la expresión de prospectiva estratégica.
Los conceptos de prospectiva, estrategia, planificación están en la práctica íntimamente ligados, cada uno de ellos conlleva el otro y se entremezclan: de hecho hablamos de planificación estratégica, de gestión y de prospectiva estratégica . Sin embargo, la complejidad de los problemas y la necesidad de plantearlos colectivamente imponen el recurso a métodos que sean tan rigurosos y participativos como sea posible, al objeto de que las soluciones sean reconocidas y aceptadas por todos.
Tampoco hay que olvidar las limitaciones que impone la formalización de los problemas ya que las personas también se guían por la intuición y la pasión. Los modelos son invenciones para representar un mundo que no se dejará encerrar en la jaula de las ecuaciones.
Tal es la convicción que nos anima: utilizar todas las posibilidades de la razón, conociendo todas sus limitaciones, al igual que sus virtudes. Entre intuición y razón no debería existir oposición sino, por el contrario, complementaridad. La prospectiva necesita rigor. El Observatorio de Prospectiva Sociolaboral de la FSE, tiene como objetivo generar información inteligente sobre la evolución de la realidad social, laboral y económica, y pertinente en el proceso de toma de decisiones. Este Observatorio, a través de actividades de prospectiva y vigilancia sociolaboral, pretende descubrir tendencias y ser una fuente privilegiada de información al servicio de la sociedad española en general y madrileña en particular. Mensualmente en la publicación de la FSE trataremos con amplitud tanto analítica como interpretativa uno o dos indicadores de nuestra realidad como expresión de los trabajos del Observatorio.
PROSPECTIVA SOCIAL, LABORAL Y ECONÓMICA
La prospectiva se entiende como: Tentativas sistemáticas para observar a largo plazo el futuro de la economía y la sociedad con el propósito de identificar las sendas y los itinerarios emergentes. La prospectiva ofrece a los responsables de la toma de decisiones relacionadas en los ámbitos social, laboral y económicos una herramienta para explotar los conocimientos que podemos obtener hoy sobre el futuro con el objetivo de mejorar el desarrollo y el bienestar de la sociedad.
La prospectiva no es solo una ventana para pensar en el futuro suponiendo cual va a ser la evolución actual, sino que permite explorar futuros alternativos identificando las oportunidades y los factores relevantes. Esto hace que sea un instrumento necesario para las tareas de planificación, puesto que permite establecer vías de actuación basadas en disponer de información sobre las nuevas situaciones. mas relevantes. Además integra las opiniones de numerosos expertos creando una base de información racional que puede, y debe, ser utilizada para recomendar acciones a los responsables.
VIGILANCIA SOCIAL Y LABORAL
Por vigilancia se entiende el sistema organizado y estructurado de búsqueda, detección y análisis del entorno, encaminado a difundir y transmitir, de una forma continua, informaciones y conocimiento, en tiempo preciso, para que los destinatarios conozcan los principales movimientos.
Trata de detectar con la mayor rapidez los posibles cambios o cualquier suceso que pueda conducir a NUEVOS ESCENARIOS. Una vez detectados e identificados estos cambios, la vigilancia debe contar con mecanismos eficaces para alertar a los responsables de la toma de decisiones de las posibles implicaciones y consecuencias que puedan tener para que actúen en consecuencia adelantándose a sus efectos. Los aspectos que van a ser objeto de vigilancia son fundamentalmente la discriminación laboral, la precariedad, la calidad en la inserción laboral, la exclusión social.....


4. Prospectiva según Adip Sabag, Gastón Berger y otros*

*Artículo aparecido en la revista Relieves

El Dr. Adip Sabag Sabag, define puntualmente lo que es la Prospectiva tanto de manera etimológica como conceptual. Prospectiva se deriva del vocablo latino prospicere: ver adelante, ver a lo lejos, ver a todos lados, a lo lar-go y a lo ancho, tener una vista amplia.
En 1444 se utilizó como adjetivo para señalar la ciencia Prospectiva "óptica", el conjunto de conocimientos que permiten ver mejor o más lejos. Filosóficamente significa lo que concierne al porvenir, lo que concierne a la inteligencia en cuanto está orientada hacia el provenir. En 1723 aparece el sustantivo prospecto como término didáctico. En 1953, Gastón Berger vuelve a utilizar el término Prospectiva como sustantivo femenino, adquiriendo su sentido actual.
La Prospectiva, a pesar de ser una disciplina científica joven presenta las características del conocimiento científico, al ocuparse del futuro de manera sistemática y metódica con el mayor rigor posible. Sin embargo - y es parte de su sabiduría -, permanece abierta a enfoques del futuro de diversos tipos, evitando encerrase en una ortodoxia metodológica que le haría descuidar
aportaciones donde la intuición inter-viene en gran medida, como subraya el padre de la Prospectiva, Gastón Berger.,,Las investigaciones sobre el futuro por más metódicas y rigurosas que sean, no serán fecundas a menos que exista una disponibilidad plena, suponiendo una capacidad para liberarnos de cierta manera de ver las cosas.
Concediendo un lugar importante a las intuiciones y a los sentimientos, la Prospectiva adopta métodos cada vez más precisos que acentúan su carácter científico. Procede a inventarios exhaustivos de hecho y de factores. Ana-liza de manera rigurosa las situaciones, se esfuerza en explicitar las intenciones, las motivaciones, los comportamientos individuales y colectivos. Se preocupa de poner en evidencia tanto las interdependencias como las independencias. Busca alcanzar los fenómenos esenciales, las "variables claves" y
elabora esquemas y modelos para el porvenir.
Grandes corporaciones están basando su crecimiento en el marketing y en el merchandising, en efecto obtienen resultados satisfactorios pero exclusiva-mente en un plazo inmediato, es la Prospectiva quien augura un futuro productivo tanto a las corporaciones como a las personas, la Prospectiva debe iniciar desde uno mismo como ser humano con el planteamiento de distintos escenarios a futuro basados en un proyecto de vida. Desafortunadamente en nuestro país esta ciencia es poco tomada en cuenta tanto por em-presas como por el Gobierno, si usted está interesado en conocer más a fondo sobre las ventajas de esta ciencia, escríbame a la dirección sweet monroy-@yahoo.com.mx y con gusto ampliaré esta información.